viernes, 9 de octubre de 2015

Monedas sociales tras las últimas elecciones.

Por Miguel Yasuyuki Hirota, experto en monedas sociales

El 24-M ha generado un cambio histórico en muchísimos ayuntamientos y distintas comunidades autónomas, también desde el punto de vista de monedas sociales: entre los partidos que han ganado, Barcelona en Comú, Compromís en Comunidad Valenciana y PSOE en Olivenza (Badajoz) han prometido la puesta en marcha de monedas sociales. Es probable que otros municipios muestren interés a medida que salgan más noticias sobre la puesta en marcha y me gustaría ofrecer mi propio punto de vista para la mejor implementación de monedas.
Ya en mi post en febrero presenté a qué nivel funciona mejor cada modelo de moneda social, pero quisiera añadir algunos comentarios más:
  • En caso de grandes ciudades, por ejemplo Barcelona, se podría emitir una moneda social pagable para el transporte público (metro y/o autobús).
  • El modelo brasileño de bancos de desarrollo comunitario podrá funcionar en algunos barrios / municipios con alto nivel de cohesión social, aunque hoy en día es muy complicado establecer nueva institución financiera.
  • Durante la crisis de 2001-2002, muchas provincias argentinas emitieron sus propios bonos (ejemplo: Patacón en la Provincia de Buenos Aires) para financiarse y funcionaron bastante bien (véase aquí para ver la eficacia de tales cuasimonedas provinciales).
  • En cuanto a la oxidación, recomendaría implementarla sólo en caso de que se teme a la acumulación de monedas sociales y/o que quiere utilizarla para bajar tasa de interés (ej.: Chiemgauer). En general, no vale la pena introducirla para el modelo LETS y bancos del tiempo.
Una vez que elijan un modelo de moneda social, se hace necesario diseñarla de modo a atender las necesidades insatisfechas por aprovechar recursos locales, ya que las monedas sociales son básicamente una herramienta para fortalecer una economía autosuficiente: Mis posts de octubre y noviembre del año pasado trataron de descubrir cuáles recursos existen en la comunidad y cómo aprovecharlos para la puesta en marcha exitosa de monedas sociales, pero un concepto imprescindible es que las monedas sociales son una herramienta para construir una economía local / regional más orientada para la autosuficiencia, sustituyendo productos y servicios importados con los localmente producidos.
Otra cosa fundamental es el diseño y el marketing de monedas sociales en que el proceso participativo es fundamental: allí cada grupo de participantes presenta sus intereses y expectativas en la moneda social y se realizan varias reuniones para coordinarlos. A continuación mostraré lo típico que espera cada grupo:
  • Comercios locales y PyMEs: atracción de nuevos clientes y fidelización de clientes existentes, aumento de facturación y acceso a préstamos con menor tasa de interés o sin ningún interés.
  • Consumidores: donación de parte de su consumo a asociaciones locales (Chiemgauer), aumento de su poder adquisitivo (Sol-Violette), creación de un fondo destinado a invertir en proyectos locales con euro depositado.
  • Prosumidores (LETS / Clubes de Trueque): facilidad de realizar compraventas de bienes y/o servicios pese a su ingreso limitado en euro, capacitación técnica con posibilidades de conseguir empleo formal.
  • Asociaciones: ingreso adicional (Chiemgauer)
  • Ayuntamientos: realización de algunos objetivos socioeconómicos, tales como reducción de pobreza, inclusión social y desarrollo económico.
En breve, es fundamental que la moneda social ofrezca ventajas a todos los actores involucrados para serle atractiva. Hay otros aspectos más a pensar, pero lo que he escrito es lo más importante.